9½ Weeks
1986 / Adrian Lyne / Estados Unidos
Un film icónico de los 80’s que nos relata la historia de Elizabeth McNeill (Kim Basinger) y John Gray (Mickey Rourke), basado en el libro de Ingeborg Day, originalmente publicado bajo el pseudónimo de Elizabeth McNeill en 1978.
La historia explora una breve e intensa relación entre los dos personajes quienes se encuentran inmersos en una dinámica de sumisión, obsesión y obscura exploración.
La pelicula ha sido controversial desde su filmación, ya que Adrian Lyne utilizó tacticas de manipulación psicológica con Kim Basinger para obtener la mejor actuación de la, en ese entonces, inexperta y relativamente nueva actríz.
Debido a la intensa temática, las dos versiones que existen de este film ( La estadounidense y la europea “sin censura”) están diluidas, ya que se eliminaron casi 3 horas de escenas que los productores determinaron demasiado fuertes.
Aún en estas versiones “light” la película se convirtió en un film de culto, que se afianzó como una película que define los 80’s y que convirtió a sus protagonistas en sex symbols de la noche a la mañana.
Aunque muchos críticos destrozaron la película tachandola de ser una película pornográfica de altísimo presupuesto, mas allá de las múltiples escenas eróticas, que en realidad están muy bien realizadas pues nunca caen en lo vulgar o explícito, la historia nos lleva por una exploración personal de Elizabeth, que decide dejarse llevar por la maquiavélica mente de John, quien la hace experimentar cosas distintas y en ocasiones fuera de la norma.
La fotografía de la película nos brinda momentos sumamente sexys, en los que por medio del uso de la luz natural o artificial, resalta las diferentes texturas de lo que vemos en pantalla. De esta forma, a la sensual imagen de Elizabeth bailando, se agrega la satinada tela de su camisón que casi podemos tocar.
Una película con momentos muy sexys que son fácilmente disfrutables y con una historia que hará retorcer en su asiento a algunos. No solamente despertará la líbido, también dejará pasto para que la mente haga lo suyo.